El Desarrollo del Carácter (parte 1)
Esta es la parte 1 de 3 de nuestra serie sobre el desarrollo del carácter. Usted puede leer la parte 2 aquí y la parte 3 aquí.
¿Alguna vez has hecho un viaje largo en coche para unas vacaciones en familia? Cuando estas empacando para irte, ¿pueden todos llevar todo lo que quieran? No, por supuesto que no. Cuando vamos a hacer un viaje y el espacio es limitado, debemos considerar lo que es necesario para nuestro viaje y lo que necesitaremos en el lugar de destino, dejando atrás aquellas cosas que no son esenciales. En nuestro trayecto hacia el cielo no tenemos mucho espacio. De hecho, la única cosa que podemos llevarnos es quienes somos – más conocido como nuestro carácter.
“Un carácter formado a la semejanza divina es el único tesoro que podemos llevar de este mundo al venidero… cuán importante es, pues, el desarrollo del carácter en esta vida.” – Conducción del Niño, 147
Con esto en mente, ¿no debería ser la meta de cada padre y maestro cristiano desarrollar en sus hijos un carácter apropiado para el cielo? E incluso para aquellos que no tienen una persuasión cristiana en particular ¿no debería ser su meta educar a sus hijos para que sean ciudadanos honrados con altos valores morales?
Bienvenidos a la primera de las series sobre el desarrollo del carácter aquí en el blog del ministerio A Thinking Generation. Examinaremos los principios y pasos prácticos en el desarrollo del carácter.
¿Qué es el carácter realmente?
«La habilidad mental y el genio no son el carácter, porque a menudo son posesión de quienes tienen justamente lo opuesto a lo que es un buen carácter. La reputación no es el carácter.» – Conducción del Niño,, 147
Muchas veces en nuestro análisis y desarrollo del carácter nos enfocamos en lo exterior. Nuestra sociedad y nuestra escuela nos enseñan a enfocarnos en nuestro rendimiento, lo que mostramos, las acciones, las palabras, las habilidades o la reputación de un individuo y etiquetamos este carácter. Pero, mientras estas cosas puede que sean señaladores del carácter, estas, en verdad, no definen el carácter. El carácter es más profundo que estas cosas externas.
“El verdadero carácter es una cualidad del alma que se manifiesta en la conducta.” – Conducción del Niño, 147
El carácter es quienes somos. Es la verdadera cualidad del individuo. El carácter puede ser mostrado en las acciones, pero el carácter no son las acciones en sí. El carácter no es una parte de nosotros que ponemos en evidencia ocasionalmente, sino que es nuestro ser todo el tiempo. El carácter no es nuestra reputación o lo que la gente piense de nosotros, o lo que ellos creen que somos, sino quienes somos en realidad.
El carácter es como un árbol y su reputación es como su sombra. La sombra es lo que nosotros pensamos de ella; el árbol es lo que realmente es. – Abraham Lincoln
Un buen carácter es un capital de más valor que cualquier cantidad de dinero. No es afectado por las dificultades que envuelven al individuo, sino que brilla con más luz durante las pruebas, y trae una recompensa enriquecedora cuando todas las posesiones son desvanecidas. La integridad, la firmeza en los principios y la perseverancia cuando hay dificultades son cualidades que todos deben procurar cultivar fervorosamente. Un buen carácter es poder. Un poder que hará a la persona más fuerte para hacer el bien, más fuerte para resistir el mal y más fuerte para soportar la adversidad. ¡Seguramente cada padre buscará desarrollar el mejor carácter posible en sus hijos!
Los pasos para la formación del carácter
En cada blog de estas series del desarrollo del carácter, argumentaremos un paso sobre el desarrollo del carácter. Esta semana:
Paso 1: Empieza desde joven
Un estudio en la revista de “Child Development” encontró que: “la conciencia de un niño surge sorprendentemente temprano en su desarrollo. Sus cimientos se establecen en los primeros 3 años de vida”[1]
¡Los primeros tres años de vida! Qué momento tan importante para que los padres se centren en el desarrollo del carácter.
Un artículo del Instituto infantil urbano afirma que «las primeras experiencias afectan la calidad de la arquitectura [del cerebro] al establecer una base sólida o frágil para todo el aprendizaje, la salud y el comportamiento que le siguen.»[2]
La ciencia del cerebro nos dice que la base de la espiritualidad, el razonamiento de causa a efecto, la inteligencia emocional, el manejo del comportamiento, la comprensión moral y la conciencia se establecen en los primeros 7 años de la vida de un niño. Para ser claros, eso no quiere decir que estas cualidades de carácter no puedan continuar desarrollándose en los años posteriores, pero la base se establece en la temprana infancia.
Es más, la ciencia es clara en muchas de las cosas que consideramos esenciales en la temprana infancia, por ejemplo, la formación académica en las tres R en verdad se aprende mejor un poco más tarde de lo que solemos empezar a enseñar a los niños, más cerca de los 8 o 10 años sería una mejor edad.
Entonces, ¿sería correcto decir que es mejor centrarse en el desarrollo del carácter en los primeros años y no más tarde, mientras que la formación académica se aprende mejor más adelante en la infancia y no en los primeros años? Si, eso es exactamente correcto según la ciencia. ¿Es posible que estemos cambiando nuestras prioridades en la educación de nuestros pequeños? ¿No deberíamos hacer nuestra prioridad el centrarnos en el carácter durante los primeros años? ¿No debería cada madre y cada padre tener como objetivo principal durante esos primeros años preciosos de la vida de su hijo el desarrollar un carácter digno para la eternidad? ¿No debería este esfuerzo tomar la mayor parte del tiempo, las mejores energías, el enfocarse con mayor intensidad y el mayor cuidado?
«Durante los primeros años de vida de un niño su mente es más susceptible a las impresiones buenas o malas. Durante esos años hace progreso decidido en la buena dirección o en la mala.» – Conducción del Niño, 177
Seguramente, cada padre cristiano, a la luz de la evidencia, dejara atrás lo que no es esencial y se enfocará en lo que es más importante. Seguramente dejarán de lado las últimas modas, las redes sociales, el jalón del éxito mundano, o incluso la opinión de sus amigos para centrarse en el desarrollo de un carácter hermoso en sus hijos.
Se ha dicho: “Dame a un niño hasta que tenga 7 y será mío para siempre.” Padres, enfocaros en el desarrollo del carácter, en tomar buenas decisiones, en la moralidad y en la espiritualidad ahora, cuando tendrá el mayor impacto. Desarrolla una relación con tu hijo. Sé su mejor amigo y busca, en todo lo que hagas, guiar sus pequeños pies por los caminos correctos.
Próximos pasos
Estén atentos para la próxima publicación de estas series sobre el desarrollo del carácter. Mientras tanto, dirígete a nuestra tienda en aThinkingGeneration.org y obtén nuestra última serie en DVD, Educando Una Generación Pensante, en la que la sesión 6 se centra por completo en el desarrolla del carácter.
Referencias:
- Mother-Child Discourse, Attachment Security, Shared Positive Affect, and Early Conscience Development. Child Development, Vol. 71, No. 5 (Sep.-Oct., 2000), pp. 1424-1440
- Baby’s Brain Begins Now: Conception to Age 3. Urban Child Institute