Por Qué Su Hijo Debería Hacer las Tareas del Hogar
Estábamos visitando a unos amigos que viven en otro estado y pasamos la noche en su hogar. Después del desayuno, mientras charlábamos y visitábamos, me percaté que la pequeña de tres años de edad se deslizó de su silla, caminó hacia closet de las escobas, tomó una escoba, y comenzó a barrer el piso de la cocina. Ella barrió los bordes de la habitación, debajo de los gabinetes, y alrededor de la mesa. Luego se detuvo y miró a los adultos sentados en la mesa. Pude darme cuenta que estaba pensando en algo, pero no estaba seguro de que estaba pasando en su pequeña mente. Luego se dirigió hacia su mamá y le susurró: “Mami, ¿puedo pedirle a ella que levante los pies? Hay una migaja debajo de sus pies.”
Esta pequeña niña hizo un mejor trabajo barriendo el piso que la mayoría de adultos hubieran hecho (y con una actitud más alegre) y solo tenía tres años de edad.
Una de las quejas más comunes de los padres es que sus hijos no mantienen sus cuartos ordenados y no los limpian – mucho menos ayudan con las tareas diarias del hogar. Pero se requiere un gran esfuerzo y paciencia enseñar a un niño pequeño a ayudar con los quehaceres del hogar, y algunas veces es mucho más sencillo hacer nosotros mismos el trabajo, así que ¿para qué molestarnos?
Hay muchos más beneficios al enseñar a sus hijos a ayudar con los quehaceres que tener a alguien ayudando a lavar los platos. Las investigaciones nos dan abundantes razones para enseñarles a nuestros hijos cómo trabajar. Aquí te compartimos unas cuantas:
1. Enseñarle al niño a hacer los quehaceres le ayuda a aprender a ser respetuoso.
Cuando Micah, de siete años de edad, caminó por la casa con los zapatos llenos de lodo, su mamá se sintió abrumada con sentimientos de frustración y exasperación. ¿Cuántas veces le había recordado a su hijo quitarse los zapatos cuando entrara a la casa? Todas sus instrucciones, súplicas, y amenazas parecieron haber caído en oídos sordos.
“A menudo parece ser el caso que entre más hacen los padres por ellos, más ingratos son, y menos respetuosos.” [1] Muchos niños no muestran ninguna preocupación porque su desorden causa más trabajo para los adultos que limpian esos desórdenes, porque la mente de un niño pequeño lucha por aprender algo que no ha experimentado. Esto significa que los niños pequeños no pueden comprender completamente el trabajo que se requiere para mantener una casa limpia a menos que participen ellos mismos en el proceso de limpieza.
Cuando los niños participan regularmente en las tareas del hogar, obtienen un nuevo respeto por el tiempo y esfuerzo que involucre mantener una casa limpia – y tienden a ser más cuidadosos manteniéndola limpia.
2. Estar involucrado con las tareas diarias puede incrementar el sentido de autoestima en un niño.
Mientras los padres no deben animar el orgullo en el carácter de sus hijos, un sentido saludable de autoestima es importante para la salud emocional y el bienestar mental de un niño.
Se ha demostrado que elogiar a un niño no es una forma óptima de desarrollar el sentido de autoestima de un niño. Y algunas investigaciones muestran que elogiar de hecho puede ser contraproducente y contribuir a una baja autoestima, una autoestima que depende de la opinión de otros, e incluso a la depresión en el futuro.
Por el contrario, enseñar a los niños a trabajar y a ayudar con las responsabilidades familiares es una forma extremadamente saludable de ayudar a desarrollar sus sentidos de autoestima. A medida que los niños realizan tareas, comienzan a verse a sí mismos como capaces y sienten la satisfacción intrínseca de hacer algo que tiene valor y significado. Y, si se aborda correctamente, pedirle al niño que ayude con el funcionamiento del hogar puede hacerlo sentir como una parte importante, valorada y de confianza de la familia.
La confianza que el niño desarrolla a medida que adquiere habilidades y aprende a completar tareas puede ayudar a desarrollar el sentido de autoestima de un niño de una manera muy saludable.
3. Hacer las tareas del hogar con regularidad le enseña a un niño a tener paciencia y perseverancia.
A diferencia de los juguetes y videojuegos, trapear el piso no es una actividad de presionar un botón, con una recompensa instantánea. Toma tiempo, esfuerzo y autodisciplina el completar la tarea de lavar un fregadero lleno de platos. Mientras más se involucre un niño en las tareas del hogar, más oportunidades tendrá de desarrollar los buenos rasgos de carácter de perseverancia y paciencia. Esto es especialmente verdad cuando las tareas se realizan con una actitud feliz (cómo lograr esto en el siguiente post) porque se crea una conexión en la mente del niño entre la perseverancia y una experiencia positiva.
4. Hacer las tareas del hogar le enseña al niño el razonamiento de causa a efecto.
Desde los dos años de edad, todos los hijos de Todd y Maria eran responsables de lavar su propia ropa. Los niños de dos y tres años de edad recibían ayuda, guía, y entrenamiento de parte de Mamá y Papá, pero, para cuando cumplían cuatro años de edad, sus cinco hijos eran muy capaces de manejar su ropa.
Un día, mientras la familia se preparaba para salir a un paseo familiar especial, la hija de ocho años de edad, Isabel (la hija que Todd y Maria describen creativamente como despreocupada y amante de la diversión), salió de su habitación con una expresión de angustia en su rostro. Aparentemente, el día anterior, Isabel había decidido montar bicicleta con sus hermanos en lugar de lavar su ropa, y se quedó sin ropa limpia. Ahora ella no tenía nada que usar ese día. Esto le causó bastantes molestias a Isabel, pero nunca más se retrasó en lavar su ropa. ¿Por qué? Porque esta experiencia (y otras que sus padres le permitieron tener) le ayudó a desarrollar en su mente, de una manera muy concreta y práctica, el razonamiento de causa a efecto.
Las tareas diarias tienden a tener consecuencias naturales integradas. Involucrar a los niños en las tareas del hogar les permite desarrollar el razonamiento de causa a efecto muy temprano en la vida, cuando las consecuencias son menores que cuando se hacen mayores. Quedarse sin ropa limpia no es tan serio como perderse una importante reunión en el trabajo. Limpiar el piso después de haber entrado con los zapatos llenos de lodo es una consecuencia manejable que es pagar una multa excesiva o causar un accidente después de pasarse un semáforo sin cuidado.
Los niños que desarrollan un razonamiento de causa a efecto a una edad muy temprana tienden a ser más responsables y tomar mejores decisiones como adolescentes y como adultos.
En el libro Conducción del Niño, página 104, se instruye a los padres a que “Enseñen a sus hijos a estudiar de causa a efecto”. La buena toma de decisiones depende de un buen razonamiento de causa a efecto. Cuando la toma de decisiones de un niño está moldeada por un buen razonamiento de causa a efecto, él / ella no sólo tenderá a ser más responsable y tomará buenas decisiones en la vida práctica y cotidiana, sino que esa habilidad se aplicará de manera natural y fácil en sus decisiones morales.
5. Los niños que hacen tareas en el hogar se convierten en adultos más exitosos.
Los padres están deseosos de ayudar a sus hijos a ser exitosos. Los envían a las mejores escuelas, les enseñan buenas habilidades sociales, los involucran en actividades extra curriculares, y tratan de ayudarlos a que les vaya bien en la escuela. Pero irónicamente, en todos sus esfuerzos, los padres a menudo excluyen un factor muy importante, el único factor entre todos ellos que se ha demostrado que ayuda a los niños a tener éxito en la vida: trabajo útil.
Con todas las actividades en las que involucramos a nuestros niños, descuidamos la más importante actividad de aprender a trabajar.
Los estudios demuestran que involucrar a un niño en las tareas familiares a una edad muy temprana es uno de los mejores indicadores del éxito en el futuro. [2] La capacidad de un niño para trabajar, perseverar y pensar en los problemas conduce más al éxito en la vida que sus calificaciones académicas.
6. Los niños que hacen tareas en el hogar se convierten en adultos más felices.
Varios estudios a largo plazo han demostrado que los niños que participan regularmente en las áreas del hogar son más felices cuando son adultos. Esto es especialmente cierto cuando se les enseña a los niños que el trabajo es una bendición. Dios nos creó para ser activos y útiles, y somos más felices cuando seguimos Su plan perfecto.
¡Y mucho más!
Los niños desarrollan muchas otras habilidades y cualidades positivas de carácter cuando participan en las tareas diarias, como la autodisciplina, independencia, gestión de tiempo, generosidad, autosuficiencia, y mucho más.
Si bien puede ser más fácil trapear el piso usted mismo en lugar de lidiar con las salpicaduras de agua de su hijo de tres años por todos los gabinetes de la cocina, las investigaciones sugieren que las tareas domésticas conllevan a una de las proporciones más altas de beneficios por el esfuerzo de todas las habilidades que le pueden enseñar a sus hijos.
“Por su propia salud física y bien moral, se les debe enseñar a los niños a trabajar . . . . Si quieren tener un carácter puro y virtuoso, deben tener la disciplina del trabajo bien regulado, que pondrá en ejercicio todos los músculos. La satisfacción que tendrán los niños al ser útiles y al negarse a sí mismos para ayudar a los demás, será el placer más saludable que jamás hayan disfrutado.” [3]
Cómo hacer que sus hijos hagan tareas (y disfrutarlas)
¿Cómo se puede enseñar a un niño a hacer las tareas del hogar con alegría? ¿Qué tareas pueden o deben hacer los niños? ¿A qué edad deberían los niños empezar a hacer las tareas del hogar? ¿Deberían pagar a sus hijos para que haga las tareas del hogar? Las respuestas a estas preguntas las encontrarán en la siguiente publicación del blog.
Referencias:
1. Adventist Home, 294
2. Marty Rossmann, “Involving Children In Household Tasks: Is It Worth The Effort?” (2002)
3. Child Guidance, 342