Resolución de año nuevo: Invertir en Relación
No sé cuál es tu resolución de año nuevo, pero una de las mías es volver a escribir artículos para mi blog. Muchas personas han compartido conmigo cuanto los aprecian. Así es que, ¡por un buen año 2024 y un artículo del blog cada mes! Puedes ayudarme suscribiéndote, donando ofrendas o haciendo compras en la tienda.
Y con esta publicación en el blog, quisiera agregar una resolución de año nuevo a tu lista: dedica tiempo a tus hijos. Suena muy fácil, y lo es; pero es una de las necesidades que más se pasa por alto, aun siendo una de las más importantes, en el desarrollo y educación de los niños. Aquí hay cinco razones por las que debes invertir en esa relación.
1. Ayuda en el desarrollo de la conciencia
Un estudio publicado en el diario Child Development (El desarrollo del niño) encontró que “especialmente importante en el desarrollo de la conciencia temprana son las relaciones tempranas de un niño con su familia”.[1]
A veces pensamos en la conciencia como una brújula estática y fija que cada individuo posee. En realidad, la conciencia debe ser desarrollada de forma adecuada, o estaremos en riesgo de tener consecuencias serias. La mayor parte de los malos comportamientos que prevalecen en la juventud de hoy es el resultado de una conciencia mal desarrollada, esa brújula interna que no fue “calibrada” correctamente durante la niñez. Muchos de los comportamientos psicópatas y sociópatas de hoy en día se atribuyen a la falta de conciencia.
Es una responsabilidad vitalmente importante de cada padre el ayudar a sus hijos a desarrollar una buena conciencia. ¿Y cómo pueden hacer esto? De acuerdo con la ciencia, pueden invertir en una relación con sus hijos.
2. Ayuda a los niños a resistir la tentación
El mismo estudio encontró que “los niños más seguros… demostraron más participación durante las tareas de resistencia a la tentación”.
Ahora, esto es una pieza de información muy útil. Los padres debieran querer ayudar a desarrollar en sus hijos el deseo de resistir firmemente la tentación. ¿Y cómo pueden hacerlo? De acuerdo con la ciencia, pueden invertir en una relación con sus hijos.
3. Fortalece el impacto de la instrucción paterna
Quizá mi descubrimiento favorito en este estudio fue que “la calidad de la relación entre padres e hijos es un moderador importante del impacto del discurso entre padres e hijos que involucra temas morales”.
Parece que los científicos tienen el truco indicado para complicar las cosas de más. Pongamos esta declaración en un lenguaje más sencillo.
“¿Sientes que tu hijo no te está escuchando? Intenta enfocarte menos en las palabras, y más en el tiempo que pasan juntos”.
Eso está mejor. Y está apoyado por la ciencia. Invierte en una relación.
4. Mejora la salud emocional
Este punto merece su propia publicación en el blog, o su propio libro. Con la crisis de salud emocional a la que nos estamos enfrentando en el mundo hoy, es momento de que tomemos en serio los fuertes efectos positivos de una relación entre padres e hijos (especialmente la de la madre con su hijo) sobre la salud mental, y las consecuencias negativas de por vida que puede causar la falta de una relación de calidad entre padres e hijos.
La falta de una relación entre la madre y el hijo durante la edad temprana está asociada con trastornos de depresión y ansiedad durante la edad adulta. La calidad de la interacción entre padres e hijos influenciará el desarrollo de la comprensión emocional de los niños.[2] Un vistazo global de este tema se encuentra más allá del alcance de esta corta publicación en el blog, pero la ciencia es clara y la evidencia es abundante en cuanto a que la crisis de salud emocional a la que nos enfrentamos hoy no es tanto una crisis de salud emocional sino la falta de una relación de calidad entre padres e hijos durante los primeros años de la niñez. De acuerdo con la ciencia, la simple inversión de una relación durante la niñez podría resolver muchos problemas de salud mental de hoy.
5. Construye la base de una relación con Dios
Quizás el beneficio más importante de todos en una relación entre padres e hijos es que ayuda a formar una base para relaciones subsiguientes en la vida, ya sea con amigos, un cónyuge, o la más importante, con Dios.
El doctor Robert Feldman escribe en el libro Child Development (El desarrollo del niño) que “la calidad del apego entre los niños y sus madres tiene consecuencias significativas en relaciones durante las etapas subsiguientes de la vida”.[3]
El tiempo que pases con tu hijo, ya sea hablando, riendo, abrazándose, caminando o simplemente estando juntos, puede parecer trivial, pero en realidad esta formando el espejo en el que más tarde reflejaran su relación con Dios, pues forma una base o un punto de partida en su comprensión de las relaciones en general y para su conexión e intimidad con su Creador, aun en su vida adulta.
¿Cómo ayudar a nuestros hijos a formar una mejor relación con Dios cuando crezcan? Aquí, nuevamente, de acuerdo con la ciencia, debemos invertir en una relación.
Plantar la buena semilla antes que la mala se enraíce.
La mayoría de los padres cristianos pueden estar familiarizados con la analogía de agricultura que encontramos en plantar la buena semilla antes que la mala se enraíce. Usualmente la aplicamos a la crianza y la educación enfocándonos en los primeros años de la niñez en los que debemos enseñar buenas lecciones, desarrollar buenos hábitos y formar un carácter fuerte, pero este principio en realidad es aún más profundo.
Elena White escribió en el libro de La Educación Cristiana que “los corazones jóvenes anhelan simpatía y ternura, y si no la obtienen de parte de sus padres, la buscarán en fuentes que pueden poner en riesgo su mente y su moral”.[4]
Dios nos creó para tener relaciones. Fuimos creados con la necesidad de conectarnos con otros. Los niños tienen esta misma necesidad, sino es que en mayor cantidad que los adultos, y Dios los diseñó para experimentar esta conexión en la relación con sus padres. Si no la tienen, ya sea de forma consciente o inconsciente, buscaran esa relación en otras fuentes. Es quizás esta la razón por la que encontramos que tantos jóvenes de hoy en día dejan los valores de sus padres y quedan atrapados en relaciones humanas que los lastiman.
Padres, ustedes pueden evitar este problema invirtiendo en su relación con sus hijos, especialmente cuando ellos son pequeños. Planten la buena semilla de una relación con ustedes y con Dios en sus hijos, y no permitan que la mala semilla de relaciones humanas dañinas se enraíce.
¿Cómo invertir en una relación?
“Relación” es una palabra grande. La mayoría de los niños la escriben diferente: “TIEMPO.” El tiempo que pasan juntos es el método numero uno para desarrollar una relación con sus hijos. Una relación no se enseña en una clase, o un libro, o un currículo, o un horario especifico. Las relaciones se logran estando allí, estando disponible, respondiendo de forma consistente, y pasando tiempo juntos. Es simple, y puede hacerse a través de las actividades cotidianas de la vida, pero requiere sacrificio de parte del padre: un sacrificio de sí mismo y su tiempo.
Quizás la pregunta que más comúnmente me hacen es “¿Qué currículo recomiendas?”. Ciertamente puedo dar algunas recomendaciones, pero la realidad es que muchas veces, al hacer esa pregunta, perdemos de vista el verdadero enfoque de la educación. Muchos padres se enfocan demasiado en lo que sus hijos están “aprendiendo”, y olvidan la lección más importante de todas: la lección que se aprende a través del tiempo que pasan juntos. Hay lecciones mas importantes que la matemática, la ciencia, o la historia, y pueden aprenderse a través de una relación. Para un desarrollo emocional saludable, los niños necesitan tiempo, conexión, una relación y la comprensión de que sus padres los reconocen no como un cerebro que debe llenarse, sino como un ser humano que merece cualquier sacrificio de tiempo.
Padres, en palabras simples, pasar tiempo con sus hijos ES educarlos.
Hasta la próxima, y que el Señor pueda bendecirlos ricamente en su búsqueda de educar a sus hijos para el reino.
Joshua White
Referéncias:
1. Laible, D. J., & Thompson, R. A. (2000). Mother-child discourse, attachment security, shared positive affect, and early conscience development (Discurso entre madre e hijo, seguridad de apego, afecto positivo compartido y desarrollo de la conciencia temprana). Child development (El desarrollo del niño), 71(5), 1424–1440.
2. Developmental Psychology (Psicología del desarrollo). 1998, Vol. 34, No.5, 1038-1045
3. Robert S. Feldman, Child Development (El desarrollo del niño), 176
4. Christian Education (La Educación Cristiana), 169